lunes, 26 de octubre de 2015

Muévete al compás del viento

¿Alguna vez has podido ver el viento o solo apreciarlo y sentirlo?

El viento sopla generalmente imperceptible a la vista. Indudablemente podemos ver sus efectos, cómo mece las hojas y ramas de los árboles, cómo agita el agua de ríos y mares y eleva las cosas livianas y dependiendo de su fuerza (intensidad y duración), las pesadas también, podemos escucharlo susurrar y sentir sus suaves caricias, especialmente en el rostro, sentir como bajo su influencia se nos eriza la piel, se mueve el pelo y muchas veces hasta soportamos su indiscreción cuando penetra por la ropa dejándonos sin secretos que ocultarle.

Podemos observar claramente cómo cambia de dirección si tenemos una veleta que baile a su compás, y sentir lo variable que es en intensidad, pues a veces es fuerte e impetuoso y se muestra furioso como en los huracanes y tornados, donde los susurros se convierten en fuertes silbidos y sonidos espeluznantes, llevándose todo lo que esté a su alcance, otras veces es alegre, risueño y cariñoso, como si estuviera invitándonos a jugar y echar alas y volar con él gozosos.

Así como el viento, también somos los humanos, variables, una veces acariciamos otras lesionamos, unas veces susurramos y otras gritamos, somos cambiantes y con frecuencia experimentamos altas y bajas en nuestro estado de ánimo, una veces somos entusiastas y otras estamos deprimidos o en baja.


Todo en el universo y en el planeta tiene un propósito claro y definido aunque no podamos entenderlo así ni verlo con claridad, para conseguirlo necesitamos ser dueños y estar conscientes de nuestras emociones, dejarlas surgir, expresarse y fluir para mantenernos en control y equilibrados, de esa forma veremos lo que siempre estuvo ahí y saltaba a la vista, pero nos pasaba desapercibido.

Si no nos movemos al compás del viento de la vida, con la flexibilidad que tienen los árboles para poder mantenerse firmes, y lo hacemos con rigidez mental, negándonos a cambiar y evolucionar, perdemos el equilibrio y los pilares de nuestra humanidad se quiebran, causando dolor y sufrimiento y muchas veces tragedias irremediables. 


Si el viento sopla en tu interior hacia una dirección ¿Por qué quieres ir hacia otra? ¿Quién te impulsará si vas en contra de tu naturaleza y tu guía interior? ¿Quién te susurrará y acariciará suavemente? ¿Qué es lo que estás tratando de demostrar?
Muévete al compás del viento de la vida, olvida todo lo demás y lo averiguarás.

Obsérvate…, eres el viento, un árbol, un rio, una montaña, un animal, un ser humano…, entonces:

¿A qué se debe tu infelicidad?
Sin duda a tu rigidez y obstinación.

Sé cambiante como el viento, flexible como el árbol, fluye como los ríos, engrandécete como la montaña, crece y desarróllate como los animales y vive plenamente como todo eso que eres, como un verdadero SER humano.

Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

martes, 20 de octubre de 2015

Estribillos

Desde unos días atrás tengo en la cabeza dos estrofas de la canción “Regálame la silla donde te esperé” de Alejandro Sanz, en realidad son el estribillo de la canción, sin saber la razón amaneció en mi cabeza y no he parado de tararearlo desde entonces, lo digo en mi mente o en voz alta como un mantra, y eso que ni siquiera me gusta esa canción. Le pedí a mi hija menor que la pusiera en su computadora para escucharla, la escuchamos varias veces a petición mía y ni así la he sacado de mi mente.

Tres días después tuve un sueño del que solo recuerdo que iba en un vehículo con mi hermana menor y mis hijas, en medio de la conversación que llevábamos se escuchó en la radio una canción de Camilo Sesto que se titula “Todo por nada”, les diré que empecé a cantarla en el sueño con tal emoción que le pedí a mis hijas que la escucharan bien, cantaba sin parar pero solo el estribillo, hasta que desperté cantándolo en mi mente y desde ese día no he parado de cantarlo tampoco.

El que piensen que estoy loca es lo de menos, estoy más que acostumbrada a eso, pero como siempre busco la quinta pata al gato y la guía interior, de alguna manera estos dos estribillos tienen algo en común o algún mensaje que transmitir con su aleación. Así es que aquí estoy sentada escribiendo, pues entiendo que es lo que mi guía me induce a hacer, algo saldrá de todo esto y espero que sea importante y revelador, de alguna forma se que pariré el mensaje, después de eso espero que ambas canciones me dejen en paz.

Veamos el estribillo de la canción de Alejandro que no sale de mi cabeza:

Por el puente de la esperanza
Buscaba un rinconcito para la risa
Pensado que ha valido la pena amarte
Pasamos momentitos tan flamenquitos
Y vimos rinconcitos pa' enamorarse.

La calle del pensamiento
Me lleva a aquella orilla no sé si te acuerdas
Regálame la silla que tiene arte
Yo paso por tu puerta casi to' los días
Yo paso y tú decides cuándo asomarte.

Ahora el estribillo de la canción de Camilo:

La voz desnuda de la vida
Me cambió
Todo por nada

Se van los días
Y en mis noches no hay calor
No tengo nada.

Ok, hasta aquí vamos bien, es lo que tengo para descifrar el mensaje, dejaré que fluya de manera natural y cuando esté listo para salir, volveré a sentarme a escribir.

Regresé…

El puente de la esperanza, un hermoso lugar que todos conocimos, hecho con el verdor del bosque y la alegría de la primavera, donde se cuela la inocencia y la risa y siempre habrá espacio para el amor y los momentos felices.

La calle del pensamiento, esa que tomamos para dejar atrás el puente, esa que nos hizo cruzar a otra vereda. Llenos de recuerdos y nostalgias, de cosas queridas y valiosas, abandonamos el camino real por esa vereda, incierta pero atrayente, novedosa, y por qué no decirlo, engañosa.


Hoy la vida, desnuda de amor y con un reproche en la voz, nos susurra de manera cruel que cambiamos todo por nada, absortos por la ilusión del TENER, de las comodidades, lujos y belleza artificial, nos enfrascamos en HACER y olvidamos y echamos a un lado la magia del SER, todo lo que en verdad valía y nos colmaba de gozo y plenitud quedo atrás.

Se van los días sumidos en el hastío y en las noches morimos de frio. ¡No tenemos nada! Y lo peor es que nos conformarnos con una vida virtual, atrapados por libre albedrio en una burbuja efervescente de gases tóxicos, sin hacer nada por encontrar una salida en busca de aire puro, seguimos dejando escapar la realidad de la vida, su esencia, su hermosura, y lamentablemente hemos perdido el interés de volar.


¿De veras quieres que te regale la silla donde la esperaste? ¿Quieres cambiar todo por nada?

Piénsalo bien antes de contestar. El arte no está en la silla, si no en ti y en ella, no te conformes con el objeto, ve por el sujeto, abandona la vida virtual, la ilusión, la realidad distorsionada, la calle del pensamiento, y palpa la vida tal cual es, respírala, absórbela, vívela y manifiéstate  como el puente de la esperanza que ERES.

Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

viernes, 16 de octubre de 2015

Orden caótico y caos ordenado

Este título parece un trabalenguas, pero tiene sentido y les explicaré por qué.

Existen personas tan ordenadas y que en un ambiente donde prime el orden funcionan tan a la perfección, que si las colocas en un lugar fuera de ese orden, se vuelven caóticas. De la misma forma, hay personas que funcionan tan bien en el caos y dentro de este se desenvuelven siguiendo un patrón organizado, que si las colocas en un medio ordenado también se vuelven caóticas. A esta realidad le llamo “Orden caótico”, porque el orden genera caos.




Por otro lado hay personas que funcionan a la perfección dentro del caos, generando resultados óptimos en su desempeño, y que necesariamente necesitan partir de la desorganización y mantener cierto caos aparente para que el resultado final sea el orden. A esta otra realidad la llamo “Caos ordenado”, porque el caos, al ser bien manejado conlleva al orden.


Ahora bien, por otro lado existen personas que podríamos encasillarlas en un punto medio, son organizadas pero frente al desorden, actúan coherentemente y terminan convirtiendo el desorden en orden y también existen personas que son desorganizadas por naturaleza, pero frente al orden, actúan coherentemente y se ordenan desorganizadamente. 

Ambos resultados son válidos y buenos.

Particularmente, a mí me gusta el término medio, el orden pero no la rigidez, o sea, la organización flexible, no la automatización programada, ni tampoco el desorden desmedido y caótico, por lo tanto, soy más partidaria del caos ordenado que del orden caótico. 

Queridos lectores, espero que hayan podido entender mi orden dentro de este caos. 


Todos sabemos perfectamente que existen tanto el orden como el caos y cada uno tiene su razón de existir, la imagen del volcán nos lo recuerda. 
Si me entendieron, habrán podido deducir que existen perfectamente tanto el orden caótico como el caos ordenado. Este último viene a dar explicación a la teoría del caos, que a pesar de aparentemente seguir un patrón desorganizado de comportamiento, se obtiene un  resultado tan ordenado como el que más.

Aunque parezca que por tener las mismas palabras, estos dos enunciados son el mismo lado de la moneda, no es así, son extremos del punto medio citado antes, pero al mismo tiempo son puntos medios de dos extremos, el del orden hermético o la organización impecable, al que llamo “Orden ordenado”, y el desorden desenfrenado o caos irreparable, al que llamo “Caos caótico”.




El orden ordenado existió muchos años atrás, y su hermetismo nos indujo a un orden caótico y a un caos ordenado, actualmente estamos queriendo llevarlo al otro extremo y terminaremos en un caos caótico, lo cual hay que evitar. Si lo conseguimos, el resultado final deberá ser un “Organizado orden del caos”, ya que ambos existen y no los podemos obviar.

A pesar de todo este trabalenguas, doy gracias al universo por darme la claridad mental para saber que soy parte del orden y del caos, que ambos están en mi, en todos y en todo y entender que el equilibrio se consigue organizándolos, no negándolos, y esta organización es la que nos permite expresarnos y ser la divinidad SOMOS.


Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente. 

Esta entrada fue publicada en el periódico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2015/12/05/correo-los-lectores

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domingo, 11 de octubre de 2015

La costumbre de reaccionar

Al igual que en ocasiones tenemos tendencia a la calma y ser como la brisa suave, por momentos o períodos, perdemos la compostura y nos convertimos en huracán, arrasando con todo a nuestro paso, o estremeciendo y sacudiendo todo como un terremoto, o derramando todo nuestro fuego interior convirtiendo en cenizas todo lo que tocamos como lo hace un volcán.


La pregunta es ¿Por qué? ¿Por qué necesitamos reaccionar a todo?

Debido a nuestra naturaleza animal, así somos de temperamentales y cambiantes, de reactivos, fáciles de sacar de sus casillas, hasta que nos domesticamos y aprendemos a controlar nuestras emociones y a centrarnos por completo en la armonía del ser. Cuando lo hacemos nada que ocurra puede alterar nuestro estado de paz y armonía interior, por lo tanto no tenemos la necesidad de explotar. Incluso muchos animales logran hacerlo, no responden a todos los estímulos, son muy selectivos a la hora de reaccionar, más bien accionan, pero obedeciendo a una guía interior, no externa.          

Siendo así ¿Por que a nosotros se nos dificulta tanto lograr este estado de armonía, de sabiduría innata, por qué somos tan externos, como si no fuéramos parte de este planeta, de esta madre naturaleza, por qué estamos menos afinados y conectados que el resto de los seres vivos con el universo? ¿Por qué ese descontrol de la humanidad que nos hace tan inhumanos?

¿Por qué la costumbre de reaccionar, al frio, al calor, al dolor, a la provocación, a la alegría, al gozo…? ¿Por qué no podemos permanecer pasivos, centrados y alineados? ¿Por qué la razón nos hace tan diferentes de los irracionales?

Por falta de control mental sin duda, de control emocional y espiritual, en fin por falta de equilibrio, por estar descontrolados bajo la influencia de la programación y del miedo, es tanto así, que muchas veces reaccionamos antes de que aparezca el estimulo, con tan solo ver la intención ya estamos reaccionando, a un intento de agresión, de conducta repetida, aprendimos a reaccionar, a defendernos y protegernos al igual que cualquier animal, pero también aprendimos con la ayuda de la razón a reprimir y evitar otras sensaciones, a no dejar que las cosas solo sucedan, estamos fuera del foco real, sometidos al espejismo, con los tornillos flojos, lo que nos hace descarrilarnos y colapsar, o lo que es peor, irnos por el barranco.

Echemos a un lado esa costumbre de reaccionar a todo y empecemos a tomar acción por la guía interior, a descubrir que somos más espíritu que materia, que podemos superar las adversidades, soportar las calamidades, sopesar las actitudes, vencer nuestros miedos y salir ilesos, pues tenemos un espíritu invencible. 

A continuación un vídeo que bien sirve para documentar gráficamente el mensaje expresado.



Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente. 

Esta entrada fue publicada en el periódico El Caribe:
http://issuu.com/elcaribe/docs/dn_20151130?e=1423128/3825453

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martes, 6 de octubre de 2015

Ese sentimiento llamado odio.

A pesar de no conocer este sentimiento tan negativo, pues no existe nadie que me haya inspirado sentirlo en su dimensión exacta, me parece que existe una forma de evitarlo antes de darle cabida en nuestro corazón.

Generalmente las personas que causan dolor y son hasta cierto punto señaladas como culpables de la miseria humana, son las que nunca recibieron ni conocieron el amor, solo amargura y sin sabores, por eso no pueden dar de lo que no poseen, solo dan de lo que tienen, saben y conocen. Amándolas podemos revertir sus carencias y enseñarles a amar. Es difícil esta tarea pero es muy efectiva.


¿De dónde viene y hacia dónde se dirige este dañino sentimiento?

Pues viene de la necesidad de sentir afecto y amor, al estar hechos de amor y para el amor y no recibirlos, el corazón se resiente, se duele y se llena de amargura, de odio, y más aún cuando recibimos duros golpes y malos tratos, tanto física como psicológicamente, estos últimos, a veces nos hieren más profundo y la hemorragia es interior, entonces ese sentimiento se dirige hacia el torrente sanguíneo y vierte su veneno en nuestras entrañas, contaminándonos y convirtiéndonos en enfermos  emocionales y mentales, seres infelices e insatisfechos, hambrientos de amor, depredadores indeseables, rechazados y aborrecidos por la sociedad, lo cual en vez de ayudar, agrava el problema.

Se ha escrito mucho sobre el perdón, que es el antídoto por excelencia para el odio. Me parece que el mejor antídoto es la empatía, hurgar en lo profundo del ser que nos hace sentir molestos y nos causa daño, descubrir los verdaderos motivos que llevan a ese ser a actuar de manera cruel, enfermiza, dañina…, ponernos en su lugar y tratar de entender su proceder, de esa forma, no le daremos nunca cabida al odio, y en su lugar nos llenaremos de compasión más que de perdón.



El perdón es más bien una especie de auto disculpa, de reconocimiento del error y aceptación de los resultados que de este se derivan, es una decisión o reacción emocional que usamos para absolvernos de lo que sentimos como culpabilidad o debilidad de carácter, no es para los otros, si no para uno mismo, para con los demás, es misericordia y compasión, pues no somos jueces para juzgar los actos de nadie y el perdón procede de juicios, de censuras y a los únicos que podemos enjuiciar y censurar es a nosotros mismos, a nadie más. Para con uno es perdón ya que somos responsables de nosotros, calzamos nuestros zapatos y cargamos con nuestra cabeza, por eso podemos censurarnos y enjuiciarnos y luego de esto, reconociendo nuestra integridad, perdonarnos.

Ese sentimiento llamado odio es pesado como un yunque, aplasta y esclaviza, se combate con otro también de cuatro letras, llamado amor, ligero como un boomerang, vuela y regresa siempre a ti. 

No permitas que la falta de amor te apuñale el alma y te vuelva putrefacto y amargado, envilecido y despiadado, nútrete cada día con raciones de amor, aún sean imaginarias. La imaginación es una fantástica herramienta que posee el hombre, úsala siempre a tu favor, no importa que tanto la uses, mientras más lo hagas, más creativo te vuelves y más probabilidades tienes de hacer que se vuelva realidad.


“La mente puede conseguir cualquier cosa que sea capaz de concebir”. (Clement Stone) 

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Si no te aman, ámate.

Si no te sonríen, sonríete.

Si no te reconocen, descúbrete…, estas hecho de amor.

Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente. 

Esta entrada fue publicada en el periódico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2016/01/23/correo-los-lectores

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viernes, 2 de octubre de 2015

Semejanzas de vida

Nuestra dualidad se manifiesta fuertemente cuando no estamos centrados y firmes en lo que ES y lo que SOMOS. Como estamos en constante movimiento y frente a tantos cambios y adversidades, aunque estemos centrados tendemos a tambalearnos, a oscilar tocando sutilmente, y a veces no tan sutil, los extremos, a ir y venir como las olas, subir y bajar como la marea, con periodos de calma y otros de tempestad como el mar.

Otra semejanza es la que me muestra esta imagen que es muy significativa, me ha dejado ver que nuestra vida es como la de un árbol.



Pero más que ver en ella la semejanza de las semillas de las que partimos, las raíces que echamos, los troncos, tallos, hojas, flores y frutos que nos brotan, ofrecemos y luego dejamos al partir (el árbol familiar), lo que me muestra es, que el árbol nos representa más bien individualmente, como aparece en la imagen inferior. 


Cada rama es una las tantas vidas que vivimos; diferentes, únicas y aleccionadoras, experimentadas por nuestra única alma. 
En la primera imagen se puede apreciar incluso nuestra adherencia y los retorcijones que nos damos en cada una y entre una y otra vida, y a pesar de todo seguimos floreciendo, enraizados con firmeza hasta que cese la necesidad de seguir creciendo y renaciendo. Es entonces cuando nuestras ramas se cierran en un abrazo total, unas con otras y pasemos a ser un tronco que sirve de faro, guía y admiración, como pasó con Jesús, Buda y tantos otros maestros y almas evolucionadas que trascendieron. 



Cada nueva vida es un cambio de piel, de forma, de pensamiento, de experiencias y aprendizajes, de personalidad y de identidad…, pero dentro de cada una de ellas permanece la misma alma, aprendiendo, creciendo, desarrollándose, evolucionando…, hasta trascender.

Observa nuevamente la segunda imagen con apenas unas cuantas vidas vividas, compárala con la primera imagen, la cual luce plena, repleta de vidas, rebosante de belleza, llena de sabiduría, completa, como si estuviera en su última encarnación, puede permanecer en ese estado por muchos años y si lo desea, por decisión propia puede volver a encarnar, pero ya en condición de guía o auxiliar de almas, aunque ya está lista para comenzar a abrazarse, tejerse en un bello tronco, firme y fantástico, magistral y universal.

Sí queridos lectores, somos árboles en movimiento, brotando, creciendo, dando luz y sombra, nutriendo la tierra y alimentando la vida. Fuimos amamantados con la savia del saber, sostenidos con la firmeza de las rocas, bañados con la paciencia de los ríos y la generosidad de las lluvias, mecidos con la suavidad y ternura del aire, acariciados por el sol, instruidos por la luna, añejados con la continuidad del tiempo y bendecidos con la voluntad de SER.

Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.