miércoles, 28 de febrero de 2018

Deliciosa libertad

Hoy deseo compartir este monologo inquisitivo con ustedes, mis amables lectores. 


Desde que empezó a dejar sentir su cercanía el 2018, definitivamente que las cosas también empezaron a cambiar para mí, el panorama se volvió más llamativo, los días más demandantes de actividad motora, nada de la acostumbrada pasividad y del dedicarme una buena parte del día a interactuar con ustedes en la web ni a escribir. 

Las musas me han pedido un merecido descanso, les he dado vacaciones temporalmente porque la vida me llama a participar de otra forma ahora, me susurra que encienda los motores y le ponga rumbo a esas alas que se han ido desarrollando, que colocada ya la última pieza del rompecabezas, solo tengo tres opciones:

1.- Desbaratarlo y empezarlo de nuevo, lo cual no me parece muy atractivo ni sensato.
2.- Empezar a armar uno nuevo y ponerle ganas y entusiasmo, lo cual es algo que tampoco me parece llamativo, ya que lo he hecho en demasiadas ocasiones ya.
3.- O adentrarme en ese mundo que me muestra el rompecabezas que acabo de armar, lo cual me parece lo más atinado y excitante de hacer.

Integrarme en cada pedazo, hacer mía cada pieza y convertirla en una verdadera experiencia de vida, es un regalo, un susurro del alma, tanto parloteo ha hecho ya eco en mí. 
Cada reflexión concebida y compartida, resuena en mí, me deja un aprendizaje que debo poner en práctica, y este 2018 me ha instado a hacerlo.  


Si amigos lectores, el 2018, cuyos números suman 11, me habla de echar a andar. Ese par de 1, no son más que un par de piernas dispuestas a caminar para hacer realidad lo que aun me falta por conocer, experimentar y saborear, lo que aun debo poner en el curso del libre fluir de la vida y de mi propia vida.

Cada día es un nuevo comienzo, pero también es al mismo tiempo una continuidad de lo que ya hemos iniciado hace miles de días, de años, de vidas… Cada noche es un final, una misión cumplida, o no, para poner en agenda una nueva misión, que empieza cada día al abrir los ojos, y termina cada noche al cerrarlos. 
Cada instante demanda una atención especial, una actitud determinada y una interiorización consciente, madura, bien definida y certera. Cada latido de vida, cada pensamiento, cada impulso…, tiene un valor y un sabor especifico, el cual se ve afectado por el estado de ánimo que nos provoque, por la cantidad de alegría, tristeza, o gozo que nos invada y que seamos capaces de manifestar libremente.


Vivimos en un mundo de formas, pero los moldes, o están muy gastados, o ya no nos quedan bien, o no nos satisfacen, y debemos optar por romperlos u obviarlos. 
Así como el gusano necesita salir del capullo y debe de hacerlo por sí mismo para poder hacerse una fuerte y hermosa mariposa, de la misma manera debemos de romper los patrones de conducta caducos, cansones o inajustables a nuestra nueva medida, a nuestra necesaria transformación y evolución. 

No podemos pasarnos la vida haciendo todo el tiempo lo mismo, repitiendo una y otra vez los mismos errores, haciendo clones obsoletos de nosotros mismos, y eso es lo que mayormente hacemos de generación en generación con los hijos, ese deseo de perpetuarnos y de vernos realizados en ellos, es uno de esos moldes que debemos romper y evitar volver a repetir a toda costa. 


Todo este monologo me lleva a una mera conclusión, LIBERTAD, deliciosa libertad. Precisamente es lo que más ansiamos y lo que menos tenemos, pero más que nada es porque no sabemos ser libres, tememos demasiado a los fracasos, al que dirán, y nos ajustamos resignadamente a patrones establecidos para evitar el sufrimiento, pero resulta que no hay nada que produzca mayor sufrimiento que la falta de espontaneidad y libertad.

Así es que mi único aporte para esta humanidad y todo lo que con ella convive, es seguir ejerciendo con responsabilidad y con todo derecho, mi libertad, esa que viene con alas incluidas, y con ellas, mi legítimo derecho de ser feliz, y de paso, contagiarles mi felicidad a los que me rodean y a ustedes, los que tan receptivos, suspicaz, y amablemente y me leen.

!Gracias del alma por su atención!

Aunque no tan seguido, tratare de seguir compartiendo mis claridades con ustedes, si no me ven por estos predios, deseo que al menos me puedan sentir vibrar junto a ustedes.

I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

miércoles, 14 de febrero de 2018

Hablando de cosas simples

¿Alguna vez les ha tocado dejar su casa por unos días al cuidado de alguien de la familia, amigo o allegado, o por el contrario, quedarse al cuidado de una casa que no es la vuestra, por al menos una semana?
Si la respuesta es afirmativa, hagan memoria de la cantidad de pequeñas instrucciones que dieron o recibieron, parecen triviales o tan simples, pero en realidad son tan relevantes e importantes como las que más, ya que ayudan al buen funcionamiento del hogar.


Les daré un leve repaso:
Riega las plantas
Saca al perro
Cierra bien las puertas y ventanas
No le abras a nadie que no conozcas bien
Mantén el orden y la limpieza
Ante cualquier eventualidad ya sabes a quien llamar
Aquí están anotadas todas las instrucciones, los teléfonos de los vecinos...

La lista podría hacerse muy extensa, y si somos honestos, mayormente esas peticiones son exclusivamente de carácter personal muy específico, otras a causa de apegos a cosas carentes de valor verdadero, algunas son por adquirir responsabilidades y complacencias ajenas... Pocas veces decimos o escuchamos decir lo siguiente:

Agradezco en el alma que me hagas este favor
Deseo que te sientas a gusto aquí, como en casa
Siéntete libre de hacer las cosas a tu estilo, a tu mejor criterio
Si te afecta la soledad, no dudes en traer a alguien para que te acompañe
Cuídate mucho, lo más importante aquí, eres tú
Todo lo que hay esta a tu disposición...

Esta lista de seguro que no sale tan extensa, pero cuanta gratitud, respeto y consideración hacia la otra persona encierra. Aquí no se dan o reciben órdenes a secas, mas bien se deja sentir un alto grado de amabilidad y agradecimiento hacia la persona, y a su gesto de prestarse para que continúe la vida en la casa en nuestra ausencia.

Les confieso que aunque salgo muy poco del hogar por periodos prolongados por mas de dos o tres días, cuando lo hago y dejo la familia completa o algunos de sus integrantes, suelo mezclar estas dos vertientes, doy un sin numero de instrucciones y también de bendiciones, pero lo que mas me preocupa es la integridad física y emocional de los que dejo en casa, se que a veces les viene bien librarse de mi por unos días, ja, ja, y otras veces, no quisieran que me fuera...

Pero en definitiva, la vida es eso, un listado, de pendientes y de cosas realizadas, un ir y venir, un estar y un no estar, unas veces brillar y otras eclipsarnos, hacer cosas simples y algunas veces hacer cosas extraordinarias, pero jamás deberíamos complicarnos como lo hacemos, porque la vida en si, es muy simple vivirla.

La suma de muchas cosas simples (aunque no necesariamente), podría parecer algo complicado. Ahora bien, lo que si es casi seguro, es que la complejidad deja de existir cuando fraccionamos las cosas y las convertimos en varias cosas simples.  


Lo que quiero dejar plasmado con esta reflexión es que veamos al mundo con ojos nuevos, ojos que nos permitan ver las simplezas de las cosas, que en lugar de ver el océano como una enorme y violenta masa de agua, lo veamos como un grupo de inofensivas gotas del liquido mas preciado. La vida se agrupa, se asocia para dar origen a una nueva entidad capaz de sustentar la vida misma y hacerla evolucionar a través del tiempo.

De la misma forma debemos ver a un huracán, como un reforestador de la naturaleza, no como su destructor, la vida se cercena para dar paso a nueva vida, a nuevas posibilidades, para limpiar las toxicidades y sanear la tierra con nuevas semillas de vida; sanas, fuertes y evolucionadas.

No en vano, mientras dormimos nos recuperamos y renovamos, es un dejar ir lo vivido, para obtener una nueva licencia de vida, otra garantía, es como ese cerrar los ojos para volverlos a abrir al día siguiente, como ese exhalar para poder inhalar nuevamente, ese contraerse del corazón y del universo para volver a expandirse, es ese no ser, para nuevamente ser... Aunque nos parezca complicado, es así de simple.

El mundo de hoy en sentido general, anda muy ocupado y complicado, no nos dejemos arropar por esa perturbada visión, por ese ruido ensordecedor, hagamos cosas simples, pequeñas. 
Desfragmentemos esa complicación y busquemos soluciones practicas, sencillas, esas que están a la vista, o a la vuelta de la esquina diciéndonos que doblemos y las miremos, pero que lamentablemente continuamos obviando o desechando, para seguir siendo protagonistas (juez y parte) de un mundo que inconsciente o conscientemente complicamos, pero que en realidad es y debería ser muy simple.


Démosle paso a lo nuevo, si, pero no permitamos que nada ni nadie nos complique nuestra maravillosa y simple existencia, esa que se palpa de una manera muy sencilla, si amigos, en un soplo de brisa o un rayo de sol, en la delicia de visionar un arcoíris, que se percibe en un abrir y cerrar de ojos o en un leve suspiro, en una tímida sonrisa o una lagrima salada, o con un suave y tierno toque en la piel, que nos recuerda que estamos vivos, que... 

Pero más que todo eso, esa maravillosa y simple existencia, se palpa y percibe con un minuto de silencio interior, el cual se manifestará hablándonos de cosas simples, esenciales y meramente sencillas, y nos permitirá conectarnos con nuestra verdadera esencia, y escuchar la mas bella sinfonía de amor, de ese amor que inevitablemente somos.    

I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Un fragmento de esta entrada fue publicado en el periódico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2018/05/26/hablando-de-cosas-simples/

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